sábado, 10 de julio de 2010


Me pierdo en un onírico mundo de lugares imposibles,

de corazones lejanos que pertenecen al viento,

de oscuros legados que perduran con el tiempo.

Mi alma se cae a trozos en forma de lágrimas libres

que vagan en el silencio por pensamientos intangibles.

Quince velas que se apagan

y a pesar de todo luchan por no ser acalladas.

Pero algun día su cinica sonrisa morirá, y sólo quedará esperar

a que consigo la arrastre la dulce y fria brisa matinal.

Somos tan frágiles, débiles, y aun sabíendo que la verdad duele,

queremos descubrirla sin importar si los secretos que esconde son crueles,

Un niño perdido que vaga, grita y sueña y se duerme en los laureles:

de su miserable inocencia al viento y del viento a la violencia.

Mariposas en mi mente pululan llevando consego pasados y ocultos sentimientos ya apagados, pero que nunca morirán.

Aquellos que no puedo, por mucho que me pese, dejar de sentir,

aquellos que sentía con amor y que después repudié,

Aquellos que por ahora no tener siento que los he de poseer,

por eso vivo en un mundo de ensueño, donde mi corazón no late, donde a cada segundo vivo pero luego muero...

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