domingo, 11 de julio de 2010

...Maquerade III...




-¿Que haces aqui? - fue su unica pregunta.


No supe contestarle, es mas, no podia decirle la verdad, ¿Que iba a decirle? ¿ Que habia ido a matarle? Christopher dio un paso hacia mi, e hice lo que se me ha dado siempre mejor: huir.
Sali corriendo y sin querer me meti en uno de esos dichosos laberintos que estaban de moda en cada rica casa. Christopher no me siguio, lo unico que hizo fue gritar a los guardias que me cogieran en su deseperacion por tenerme cerca de el, seguramente, para hacerme millones de preguntas.
Dentro del laberinto corri de un lado a otro, pero de pronto me di cuenta de que si corria tendria mas probabilidades de que me cogieran, asique me introduje en un matorral y me quede muy callada contemplando a los guardias correr y gritar mientras me buscaban.

- Ya te tengo guapa- susurro una aspera voz de tras de mi mientras me cogia por los brazos. No pude evitar gritar y revolverme intentando soltarme, pero era imposbile pues al oir los gritos todos los guardias acudieron a reforzar al que me habia cogido.
Me llevaron ante Christopher.
-¿Que hacemos con ella, señor? - pregunto uno de ellos. Esperaba que El señorito de Rutherfehir contestase que me dejasen libre, pero sin embargo ordeno que me aprisionaran.
- Llevadla a las mazmorras - ordeno con soberbia. Al escuchar sus palabras comence a odiarle y recordar que por mucho que le hubiese querido en mi epoca quinceañera, habia matado a mi familia asique le escupi, y sin previo aviso, me golpeo la cara. Comence a llorar...¿Donde estaba Christopher, mi Christopher?
Me tiraron dentro de la celda como si fuese un perro y me dejaron alli encerrada toda la noche.
Me quede dormida entre sollozos y cuando la luz del sol que se filtraba por la ventana me dio en los ojos, desperte. Corri hacia los barrotes con desesperacion, y en un gesto inutil intente que se abrieran con todas mis fuerzas, pero fue en vano.
Despues, cuando me di cuenta de que gastar energias en llorar y moverme de un lado al otro era una perdida de tiempo, me sente en el suelo y sin querer comence a recordar el dia en que mataron a mi familia.

Todo paso un año atras. La mañana del dia siete de agosto de 1791, nos encontrabamos en nuestra cabaña en el barrio pobre donde viviamos, y nos despertaron los ruidos de cientos de caballos. Todos salimos de nuestros humildes hogares, asustados, y contemplamos como montones de ginetes se acercaban a nosotros. Los mas sabios, listos o inteligentes huyeron y otros, sin saber que era lo que pasaba, nos quedamos alli.

Los hombres se acercaron y nos dijeron que debiamos evacuar toda esa zona, pues esas calles eran propiedad del conde Rutherfehir. Unos se negaron - mi madre y otras dos familias mas- y los demas se fueron sin rechistar.
Intente convecer a mi madre de que nos marchasemos pero, llorando, contesto que estaba harta de huir, y mi hermana estubo de acuerdo con ella.
Las otras dos familias restantes y mi propia familia, cogieron piedras, palos y utensilios y se enfrentaron a los ginetes. Yo me escabulli y me escondi. Sabia que enfrentandome a cientos de hombres mas fuertes que yo solo conseguiria que me arrestasen y me matasen, y asi fue. Desde mi escondite lo vi todo. Primero contemple como se apagaba la vida de mi hermana mayor. Le clavaron una espada en el corazon y embuelta en sangre callo al suelo agonizando, hasta que dejo de respirar. Despues un hombre cogio a mi madre por la nuca.
- Esto es lo que os pasa a la escoria cuando os enfrentais a vuestros superiores - Le dijo mientras la obligaba a mirar el cuerpo asesinado de mi hermana, Acto seguido le rebano el cuello sin ninguna piedad. No pude evitar soltar un profundo grito de dolor y fue entonces cuando me descubrieron. Comence a correr y me tire al rio. Nade hasta la otra orilla y me escondi por el bosque. No me siguieron pero yo continue caminando un dia entero, llorando, perdida y sin rumbo...
Cuando las piernas me flaqueaban encontre una cueba y me quede alli durante cuatro dias enteros, sin dormir, sin moverme, solo llorando sin poder creer lo que habia visto.
El cuarto dia, o mas bien la cuarta noche, me levante y supe lo que debia hacer.
Camine hasta el pueblo y llegue cuando amanecia. Me acerque a otro de los barrios pobres, donde mi madre conocia a varias personas, entre las que se encontraba el señor Bennett, un viejo espadachin.
Debia tener cuidado con el, si le dirigias una mirada desafiante era muy problable que acabases muerto, pero yo sabia como tratarle asique no tenia miedo.

Me acerque a su casucha y llame a la puerta, pero al ver que nadie contestaba la abri y me introduje dentro.
- No des un paso mas - escuche detras de mi. Senti el frio cortante de un cuchillo en mi cuello y me quede muy muy quieta. - ¿Quien demonios eres? - pregunto la voz
- Evey Jones, señor. Necesito su ayuda por favor. - conteste mientras el cuchillo hacia presion en mi garganta.
-¿Evey? ¿La hija de Liza Jones? - pregunto y yo asenti - ¡Como has crecido! ¡Que alegria! - exclamo mientras me dejaba libre. Me toque el cuello dolorida.
-Disculpa por ser tan desconfiado, pero como comprenderas aqui hay mucha multitud hambrienta que se dedica a robar. - dijo - y dime, ¿que te trae por estos lares?.
- Han matado a mi madre y a mi hermana - conteste con una voz fria y seria.
Su expresion cambio por completo y se volvio completamente reflexiva.
-Entiendo, pasa por aqui - me indico.
Me dijo que esperase un momento y al cabo de unos minutos volvio con un saco de piel. Lo puso sobre una mesa y lo abrio.
Habia cinco dagas de diferentes tamaños, una navaja un tanto grande, un sable español y una espada la cual dijo que le habia sido robada a un conde frances.
-Te enseñare a utilizar todas y cada una de estas armas. Se que no has venido hasta aqui solo para darme la noticia de tan desagradables asesinatos, se que buscas venganza. Pero dime una cosa Evey ¿estas dispuesta a arriesgar tu vida por la venganza?
- La venganza es lo que me ayudara a tener una ambicion en la vida. No me queda nadie, nada, no tengo casa ni familia. Solo tengo un sentimiento, el sentimiento de venganza y he de luchar por satisfacerlo. - conteste. El viejo señor Bennett asintio.

Me quede durante una temporada a vivir en su casa. Fueron los cinco meses mas agotadores de mi vida. El comia todo lo que se le antojaba de las cosas que habia robado y a mi solo me daba un cacho de pan cada noche y un vaso de agua cuando veia que estaba demasiado desfallecida.
Me despertaba cada mañana a las cinco de la madrugada y comenzabamos el entrenamiento. Me enseño a manejar una espada, y lo cierto es que aprendi muy rapido a utilizar todas las armas. Llegue a la conclusion de que me sentia muy agusto con la navaja. El señor Bennett me explico los puntos flacos donde rajar a alguien con una nabaja puede ser mortal.
Me enseño un poco la etica de los pillos y ladrones, de aquellas personas que luchaban en las calles por sobrevivir. Solia decir que apartir de ahora yo seria una de ellos y que deberia aprender a luchar contra los deprabados que se encuentran por las noches en la calle.
Tras esos fatigantes cinco meses estaba mas que preparada. Adquiri cierta picardia y cierto sigilo en mis movimientos al luchar.
En uno de los ultimos entrenamientos derrote el señor Bennett y fue entonces cuando me dijo que ya estaba preparada para la venganza.
Cada rato de descanso en casa del señor Bennett, me dedicaba a dibujar los rostros de los hombres que habian matado a mi madre y a mi hermana. No era dificil recordarlos ¿como olvidar a semejantes asesinos? Los retratos que hice eran casi perfectos. Mi madre era una artista en potencia y de pequeña me enseñaba tecnicas de dibujo.
La ultima noche en casa del señor Bennet la pase ideando el plan y recogiendo mis cosas para partir al amanecer.
- ¿Que piensas tanto? - me pregunto mi maestro al verme tan ensimismada en mis pensamientos.
-Un plan. - conteste
- ¿Un plan para que?
- Para entrar en el castillo y buscar a los hombres que me hicieron eso.
- El mejor plan es no hacer un plan. La justicia no necesita de planes para ser llevada a cabo- contesto.

Cuando amanecio me despedi del señor Bennett y parti hacia el viejo barrio donde solia vivir, donde habian matado a mi madre y a mi hermana. Fui a buscar algo que sabia que me valdria en un futuro no muy lejano.
Al llegar se me callo el alma, todas nuestras cosas estaban esparcidas por todos lados, los dibujos de mi madre, nuestra ropa, nuestros recuerdos...
Comence a buscar y encontre lo que queria.
Mi madre solia diseñar vestidos en sus bocetos, y cuando era pequeña me dijo que ella misma haria el vestido mas elegante para mi con sus propias manos. Y asi lo hizo. Era un precioso vestido azul de seda y terciopelo, con encajes blancos y acompañado de un estrecho corpiño. Llevaba guardado muchos años en un baul, estabamos esperando el momento mas indicado. Seguramente el vestido me quedaba perfecto, lo hizo cuando yo tenia catorce años, y ahora tenia diecinueve.
Despues de cojer unas cuantas cosas que pertenecian a mis recuerdos, parti hacia el castillo del Conde de Rutherfehir. Estaba a muchisimos kilometros de alli, y como iba a pie atravesando las montañas, tarde varios dias en llegar, y cual fue mi sorpresa que cuando llegue solo habia ruinas quemadas. Me acerque al pueblo mas proximo y le pregunte a una señora que habia pasado.
- Lo quemaron hace muchisimo tiempo, fue un accidente. El conde y su familia se mudaron a otro castillo a unos diez kilometros de aqui, creo que estaba en el sur.- contesto la amable señora.
Me llevo mucho mucho tiempo encontrar el castillo y ejecutar mi venganza contra los dos hombres que acuchillaron a mi familia. Fue tanto, tanto tiempo, que ya habian pasado quince meses desde el incidente. Habria matado a todos los demas que les acompañaban pero habria sido un riesgo innecesario.

Una noche, el que le habia rebanado el cuello a mi madre, estaba haciendo guardia a la entrada del castillo. El muy necio se habia quedado dormido de pie. Me acerque a el sigilosamente y por desgracia abrio los ojos.
-!Eh! ¿Quien eres tu? - fueron sus ultimas palabras antes de que mi nabaja atravesase su cuello y le cortase la yugular.
Despues me adentre en el castillo, con cuidado de no ser vista por nadie
y con el retrato en la mano busque al otro hombre.
Dormia como un angelito, quizas en otras circustancias me hubiera dado pena, pero le aseste varios nabajazos en el corazon hasta que le quite la vida, tal y como el hizo con su espada a mi hermana.
Despues de eso sali corriendo del castillo. Ahora solo quedaba algo mas dificil y trabajoso: Matar al conde Rutherfehir. Pero para eso si tendria que idear un plan.

Cuando ya estaba a punto de salir de aquel condenado lugar, uno de los guardias me vio. Se acerco corriendo a mi, empuño su espada y con un golpe rapido y seco en su muñeca, hice que se le callese. Le raje un brazo con la navaja y le golpee la cara hasta que callo al suelo.
Corri y corri hasta el pueblo y me cobije en un callejon oscuro. Poco despues me encontraron y hui hasta las afueras del pueblo, me meti por las hacequias, y cruce un pantano de barro. Cuando quise darme cuenta, ya nadie me perseguia.
En los minutos que estube en el castillo ejecutando mi venganza, me entere de que el conde se encontraba en un baile de mascaras en su propio castillo. Asique, aunque me encontraba exhausta, me decidi a terminar lo que habia empezado, ya no tenia nada que perder.
Me puse el vestido y lleve a cabo mi plan. Mi endemoniado e infalible plan que habia salido mal... Y ahora me encontraba prisionera del dichoso Conde de Rutherfehir...del dichoso Christopher...


Continuara....




(Perdon porque las palabras no esten acentuadas, esque mi teclado sufre un problema y no me deja acentuar)

No hay comentarios:

Publicar un comentario