lunes, 6 de diciembre de 2010

Sapiencia...


Mi mente requiere de un lugar donde expresarse, donde vomitar la visceral rabia que mi alma contempla. Mi mundo es una cárcel invisible, donde mi cuerpo aprisiona mi creatividad, y ni siquiera cuatro paredes son suficientes para poder sentarme a solas con mi oscura mentalidad y poder respirar tranquilamente… Dieciséis velas, cuya mitad ha estado cegada durante mucho tiempo, no son bastante para que mi inventiva pueda realizarse por completo. La edad física es una mortal trampa y un obstáculo en mis dedos que no me permite avanzar tanto como quisiera… Soy una prisión de carne y huesos carente de habilidad suficiente para desarrollarse plenamente… Si pudiera elegir, sería un ave dotada de raciocinio, y volaría, volaría lejos hallando nuevos mundos, culturas, llenaría mi cerebro de sabiduría, emigraría surcando los mares, planeando en cada rincón de tu pensamiento, y, descubriría, si, sobre todo eso, descubriría. Quisiera ser una suave nota del piano, evanescente, tenue, limpia, clara, transparente, con libertad. Algo perspicaz capaz de llevar a cualquier hombre a la locura, y exteriorizar con mi sutil música, cada sentimiento...Dejarme seducir por el poderoso veneno de la serpiente Sapiencia, y que sus tóxicos colmillos penetren en mi piel mezclándose con mi ignara sangre. Necesito ser la bala que irrumpe en un corazón llenando de frio plomo un candente cuerpo, que progresivamente se convertirá en algo exánime y gélido. Necesito ser ese arma que tiene el poder. ¿Matar o no matar? Esa es la cuestión…Si pudiera, mataría mi ignorancia colmándola con las más letales balas de saber…

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